Los negocios, sean compra-venta, contratos o lo que sea, son mediaciones entre personas. Tienen que ser satisfactorias para ambas. Son ajustes entre individuos. Sea que estés buscando un empleo o buscando una persona con ciertas condiciones apropiadas. Dice el doctor Fox: equivale a buscar y encontrar a Dios en ambos lados del problema, o sea, en la persona que busca y en la persona que ofrece.
El mismo Dios está manejando el asunto. Dios no se puede dividir para antagonizarse, de manera que tiene que haber un punto de armonía en donde se encuentran las dos personas. El mismo Dios está buscando satisfacerse en cada uno de sus dos hijos.
No trates de imponer tu voluntad. Afirma que es la Voluntad de Dios la que se está cumpliendo en ambas partes. Expón la parte tuya con toda honradez, con toda sencillez. Olvida la costumbre aquella de esperar que «el otro» te esté tratando de hacer una jugarreta para «arrimar la brasa a su candela». Recuerda que Dios está dentro de él también y lo verás
proceder con entera justicia.
Tampoco trates de interesarlo con exageraciones. No trates de convencerlo a pesar de él. Si no logras esta venta o este empleo, o este empleado, sólo significa que hay uno mejor para ti. No te afanes, no te apures. Dios jamás está apurado. Él trabaja sin esfuerzo. En el plano espiritual todo viene «suavecito, suavecito».
No olvides la fórmula mágica:
«De acuerdo con la voluntad de Dios, en nombre de Jesucristo;
en armonía para todo el mundo bajo la gracia y de manera perfecta, deseo… (tal cosa).
Gracias, Padre, que ya me has oído».
—Conny Méndez
Extracto de su libro «Te regalo lo que se te antoje», segunda parte de su Best Seller «Metafísica 4 en 1», Vol. 1, disponible en nuestro catálogo, aquí.
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